Imagen: Instagram @la_garosa
Gabriel Alejandro Rodríguez Sandoval, es el joven de 25 años que actualmente cuenta con una empresa próspera de empanadas en Barranquilla. Gabriel es bogotano, pero ya lleva 15 años viviendo en la Costa Atlántica.
Llegó a los 17 años y desde muy corta edad sabía que debía crear una idea de negocio para obtener cualquier tipo de ingresos, así fue como su abuela le sugirió preparar lo que más se vende, empanadas, el joven no lo pensó dos veces y empezó con la producción muy al estilo rolo, hechas con huevo, arroz y carne, una receta especial de su familia.
En un inicio vendía 30 unidades, sin duda, los barranquilleros no estaban acostumbrados a comer este tipo de empanadas, pero con el tiempo, los pedidos se subieron a 50, luego a 100, y siempre cargadas en una caja de icopor y despachadas por su propietario. (Sabías que la almojábana fue declarada patrimonio cultural e inmaterial del Cesar)
Gabriel necesitaba ampliar su mercado para que su emprendimiento fuera sostenible y creciera cada vez más, lo cual lo motivó a visitar colegios con el fin de comercializar sus empanadas en las cafeterías estudiantiles, de 20 que visitó 19 le negaron la entrada. Pero para fortuna del emprendedor, la institución que apoyó su negocio contribuyó a su evolución como empresa y generó una estabilidad económica más que necesaria.
Inició cursos, capacitaciones y formaciones en torno a potenciar negocios, ahorró dinero y logró abrir su primer punto de “La Garosa” en el barrio Villa Carolina. El nombre de la empresa fue muy llamativo y tradicional de la cultura costeña, lo cual fue un punto que jugó a su favor, puesto que los clientes se veían atraídos solo con ver el aviso. (¡Ingenio colombiano! Venta de empanadas por Twitter y “El Man de los Chorizos” en París)
Por otra parte, la pandemia llegó y, por lo tanto, el cierre de su punto físico fue una obligación, pero Gabriel encontró nuevas alternativas de llegarle a las personas, a través de productos congelados enviados a domicilios, las ventas se triplicaron y ahora el empresario, pudo abrir dos locales nuevos en Soledad y Villa Campestre.
Su éxito ha ido en subida, hace poco más de un mes logró abrir una nueva sede en el centro comercial Alameda del Río donde nuevas personas tienen la oportunidad de tener acceso más cercano a sus productos.
Sin duda, Gabriel es un ejemplo de resiliencia, pasión, disciplina y constancia al convertir un pequeño emprendimiento callejero, en una empresa con cuatro locales de venta, un call center para domicilios y presencia en las aplicaciones de market disponibles.
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