Imágenes: Twitter @Darwinorte / @CordobaHumedal
Darwin Ortega es un ingeniero ambiental oriundo de El Copey, un municipio en el departamento de Cesar con una gran riqueza hídrica que lo ha hace único en flora y fauna. Ese paraíso colombiano es el responsable de que surgiera un cariño incondicional por la naturaleza y lo inspirara a estudiar. “No me podía concentrar en un pupitre o en el comedor de la casa. Por eso siempre buscaba espacios repletos de biodiversidad para hacer mis tareas, ya fuera en el patio de mi mamá o en sitios como una laguna a 500 metros de la casa. Me enamoré a primera vista de ese cuerpo de agua, en especial durante la época de lluvias, cuando se desbordaba y quedaba lleno de animales como peces, babillas caracoles y aves”, comentó a Semana. (En Colombia hay más de 48 mil humedales registrados ¡Razones para cuidarlos!)
Los padres de Darwin en busca de un mejor futuro con mayores oportunidades económicas y alejados del conflicto armado, deciden radicarse en Bogotá, la capital del país, una ciudad totalmente diferente a El Copey y en la que es un poco más difícil (pero no imposible) encontrar un lugar donde brote la biodiversidad de forma expontanea. pero el joven ambientalista lo halló. “Sin la naturaleza yo me siento perdido. Necesitaba mucho verde y agua para sentirme vivo y empecé a explorar la zona, buscando grandes reservorios como humedales. Me topé con Córdoba, Juan Amarillo y La Conejera, lugares que contaban con procesos ciudadanos enmarcados en la educación ambiental para la conservación, como una mesa local dedicada a cuidar estos ecosistemas pero con el apoyo de la comunidad”, comentó en la entrevista. (Dos iniciativas que buscan salvar bosques del Caribe colombiano son reconocidas en el mundo)
Identificó varios lugares naturales en Bogotá, pero fue el Humedal de Córdoba el que enamoró a este copeyano que tiene como nombre el apellido del naturalista más famoso del mundo y autor de la teoría de la evolución biológica a través de la selección natural. Así es, llamarse Darwin no parece una coincidencia y con la pasión que tiene por la naturaleza afirmó que: “Desde que lo conocí, Córdoba me acogió con fuerza. Los árboles del sector empezaron a hablarme, como lo hacía Tommy en el Caribe (un árbol de mango que era su amigo en el Caribe colombiano). Decidí participar en los diferentes procesos comunitarios que buscaban recuperar al humedal, iniciando con charlas y recorridos a niños de colegio del Distrito, enseñándoles sobre la importancia de cuidar estos ecosistemas de la cuenca media del río Bogotá”.
Gracias a esta labor desinteresada apareció el que llamó su primer trabajo formal, “le ofrecieron ser parte de un equipo de profesionales de un convenio firmado entre el Acueducto de Bogotá y la empresa privada Sistemas de Manejo Ambiental”, comenta la publicación. Actualmente es el director del Ecoparque Sabana, proyecto de la Fundación Jaime Duque, un proyecto al que ha aplicado toda su dedicación y lo ha convertido en un verdadero santuario natural. (Parque Jaime Duque gana reconocimiento por la protección de humedales, bosques y animales)
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