Los adultos mayores que deciden finalizar sus estudios en colegios o universidades son verdaderos ejemplos de superación y determinación. A pesar de enfrentarse a desafíos y obstáculos propios de su edad, demuestran que nunca es tarde para perseguir sus metas y seguir aprendiendo.
Estos abuelos se motivan por diferentes razones para continuar su educación. Algunos pueden haber dejado sus estudios en el pasado debido a circunstancias personales, económicas o familiares, y ahora encuentran la oportunidad de retomarlos. Otros pueden sentir la necesidad de ampliar sus conocimientos, desarrollar nuevas habilidades o simplemente vivir la experiencia de la educación formal.
La decisión de regresar al colegio o a la universidad requiere valentía y compromiso. Estos adultos mayores a menudo deben adaptarse a las nuevas tecnologías, seguir el ritmo de las clases y realizar tareas académicas, todo ello mientras equilibran sus responsabilidades personales y familiares. Pueden encontrarse rodeados de compañeros más jóvenes, lo que implica un reto adicional para integrarse en un entorno social diferente. (La historia de la abuela de 103 años que se convirtió en catadora de vinos)
Este reto se incrementa cuando la enfermedad toca la vida de estas personas, tal y como le sucedió a Janice Hall, una mujer de 81 años que contra todo pronóstico, logró lanzar el birrete.
Janice se graduó como administradora organizacional de la Universidad de Bethel, en Minnesota, Estados Unidos. “Recibir los elogios, el amor y el apoyo que he recibido a lo largo de este día ha sido maravilloso”, expresó Hall, en el canal de televisión estadounidense ‘WVVA’.
No obstante, no todo fue risas y felicidad: la ahora adulta mayor, estuvo por cinco décadas completas tratando de estudiar y cumplir su sueño de obtener el título profesional, mientras balanceaba su estudio con enfermedades, la crianza de sus hijos y otras situaciones. (Abuela se gradúa de bachiller a sus 84 años ¡Nunca es tarde para aprender!)
Cuando inició el estudio sufrió un grave accidente de carro, luego tuvo tres hijos, 14 nietos y 17 bisnietos. Sufrió un derrame cerebral, superó dos veces el cáncer y padeció el dolor de la muerte de su esposo, pero nada de esto evitó que retomara su educación.
“No estaba haciendo nada y me aburría, así que pensé que esta era una buena oportunidad para terminar lo que comencé”, narró la mujer para un medio local que contó su historia.
Finalmente, se pudo graduar y ahora fue aceptada en el programa de maestría en Ministerio de Bethel, donde continuará con su formación.
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