Cali es la capital mundial de la sala y muchos de sus bailarines han dejado la bandera de Colombia muy en alto en las grandes ciudades del mundo; este fue el caso de John Casanova, quien ha sido campeón mundial y tres veces subcampeón del Festival Mundial de la Salsa.
Su trabajo ha llevado a inspirar a niños, jóvenes y adultos mayores de escasos recursos a ver la vida con optimismo a través del baile, además, este caleño motiva a superar adversidades mientras los alienta a seguir soñando al compás de este ritmo insignia del pacífico colombiano. (Abuelo colombiano se reinventó por la pandemia y enseña panadería en Instagram)
Su labor que fue escuchada por la iniciativa mundial ‘Optimismo en acción’ de Colgate Palmolive, que busca dar voz a historias inspiradoras que inviten a ver la vida de manera diferente y seguir sonriendo.
“Al principio de esta carrera siempre hubo gente que no apostó por nosotros, creían que porque éramos jóvenes sin recursos no seríamos capaces de dejar una marca en la ciudad. Pero les demostramos de qué estábamos hechos y mostramos que podíamos alzar la bandera de Colombia a dónde llegábamos”, recuerda Casanova quien inició su carrera en 1997 en la escuela “Los inquietos de la salsa” del reconocido Maestro Luis Eduardo Hernández, ‘El Mulato’.
Rápidamente se robaron el show y los pasos de este caleño encantaron a audiencias y jurados ganando tres Festivales Mundiales de Salsa, en tres años consecutivos, con el título de Subcampeón. Tras años de competencias, John se radicó en Dallas, Texas, en el 2007, donde enseñó a bailar y a amar este ritmo, pero, sobre todo, en su estilo caleño ágil, contagioso y digno de espectáculo. (El cirujano plástico colombiano que opera gratis a mujeres atacadas con ácido)
En el año 2010, decidido a crear su propia academia que enseñaría a bailarines de escasos recursos. Seis años después, su pequeña escuela se había transformado en el Concurso Internacional de Baile ‘Cali Pachanguero’, en el que en promedio anualmente participan cerca de 1.000 bailarines, nacionales e internacionales, pero sobre todo jóvenes humildes con ganas de brillar, llenos de optimismo y que creen en el poder la salsa. (Niño colombiano le sigue los pasos a Buddy Valastro, el mejor pastelero del mundo)
“Yo viví como bailarín experiencias muy felices y enriquecedoras, pero también aprendí sobre lo que podría mejorar en el gremio del baile y cómo aportar más al ser humano que es el bailarín, siempre sonriente, enérgico, comprometido, pero con carencias socioeconómicas evidentes. Por eso, cree mi escuela y mi propio concurso de baile, donde participan todos los que deseen mostrar su talento y competir a nivel profesional, perpetuando el legado de nuestro estilo de baile caleño”, cuenta John Casanova.
Enseñar, apadrinar, aconsejar, acompañar y bailar es la misión que John se ha trazado y como buen líder, no solo enseña a mover el cuerpo sino a sonreír, perseverar, trabajar duro por los sueños y a reinventarse cuándo así lo requieran las circunstancias.
“Con una sonrisa podemos cambiar todo a nuestro alrededor”, John Casanova…
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