Entre las especies más amenazadas está la tortuga carranchina, y la reserva es realmente necesaria porque este animal fue clasificado desde 1985 por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (Uicn), como el tercer reptil más cercano a la desaparición en la tierra.
Los machos se distinguen por una cola más larga y gruesa, y las hembras por su cabeza más ancha y abultada detrás de los ojos. La hembra pone 1 a 6 huevos elípticos de 29 a 35 mm de largo por 23 a 28 mm de ancho. Entre las características generales de los dos géneros están:
Es originaria de los arroyos, humedales, pantanos, ciénagas y lagunas de las cuencas de los ríos Sinú; y San Jorge y de los arroyos que desembocan en el golfo de Morrosquillo, en los bosques secos tropicales y sabanas de los departamentos colombianos de Sucre y Córdoba, los únicos lugares del mundo donde vive.
Sin embargo, el desarrollo urbano y agronómico está llevando a su desaparición, debido a que estas zonas han sido impulsadas en las últimas décadas por actividades como la introducción de cultivos, la ganadería extensiva y la construcción de obras de infraestructura.
En el municipio de San Benito Abad (Sucre) se estableció un predio rural de 120 hectáreas, un extenso terreno que se transformará en una zona de reserva para esta tortuga, y que fue adquirido por WCS Colombia (Wildlife Conservation Society), en colaboración con Turtle Survival Alliance (TSA) y Rainforest Trust.
“Esta es la primera y única área en el país destinada a la conservación de la carranchina, donde impulsaremos la conservación y la reproducción sana del reptil, cuyas poblaciones silvestres están aisladas por los daños que ha sufrido el bosque seco”, informó Germán Forero, director científico de WCS Colombia.
A diferencia de otros planes de conservación animal, esta iniciativa no pretende llevar especies emparentadas para que se reproduzcan, sino que se dará tiempo a que se de un proceso natural de intercambio entre reptiles que nunca han sido relacionados, garantizando la selección que solo la naturaleza debe hacer.
Esto será posible al llevar diferentes grupos poblacionales de esta tortuga y que se distribuirán en las ciénagas y humedales del terreno, que además están en plan de restauración, de esta forma, se mejorarán las condiciones naturales del lugar y la calidad del hábitat.
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