Imagen: Instagram @romeoaslan.18
En 1958, el colombiano Jorge Reynolds Pombo implantó el primer marcapasos del mundo y desde entonces, este artefacto ha salvado la vida de más de mil millones de personas en todo el mundo. Este dispositivo que ayuda a mantener el ritmo de la frecuencia cardíaca fue el que logró salvarle la vida a un gato en Medellín.
Romeo Aslan, es un gato de raza Maine Coon, y desde hace varios años padecía de una patología cardíaca. Pero gracias a los veterinarios del Centro de Veterinaria y Zootecnia (CVZ) de la Universidad CES, logró tener una mejor calidad de vida. (Fósil hallado en el Desierto de la Tatacoa era de un delfín de hace 13 millones de años)
El felino de 9 años, llegó en diciembre de 2019 al Centro de Veterinaria y Zootecnia de la Universidad CES con síntomas de desmayo y luego de un riguroso diagnóstico, los médicos veterinarios determinaron que el animal padecía un bloqueo auroventricular de grado 3, es decir, una interrupción de los impulsos eléctricos de las aurículas a los ventrículos.
Los propietarios de Romeo y el personal médico veterinario iniciaron una labor para evitar la muerte del animal y en la búsqueda de soluciones, acudieron por primera vez a consultas en CES Cardiología, una unidad de cardiología con personal profesional de todas las especialidades en salud humana, respaldada por la Universidad CES.
El pasado 24 de enero, un grupo especialistas de la salud humana y animal integrado por más de 12 personas participaron en la cirugía de implante de marcapasos en el quirófano del Centro de Veterinaria. El aparato tiene un tamaño similar al que se implanta a un niño o a un adolescente. (Se devolvieron más de 2.500 especies silvestres a su hábitat natural en Colombia)
El marcapasos, cuyo precio ronda los 9.000 dólares, es decir, 34 millones de pesos, fue donado por la Universidad CES, el resto del costo de la operación fue de 2.873 dólares, más de 11 millones de pesos colombianos.
Nueve meses después de la cirugía, el gato se encuentra normal y según los especialistas, no presenta ningún desmayo causado por la enfermedad cardiovascular. De hecho, en su última revisión, los veterinarios del CVZ notaron que el animal aumentó de peso y recuperó su pelaje.
La familia de Romeo ha visto un cambio favorable en el comportamiento del animal después de la intervención y cada dos meses lo llevan a la cita de control con el cardiólogo y el nefrólogo.
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