Cerca de 50 especies de águilas, aguiluchos y gavilanes vuelan los cielos de Colombia. Estas aves rapaces de gran tamaño engalanan el cielo nacional y habitan en las diferentes cordilleras que tiene el país.
En 2019, un águila mora o de páramo ingresó al Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre de la Corporación Autónoma del Alto Magdalena, (CAM), gravemente herida en su ala izquierda. Luego de la valoración médica y la toma de radiografías, se evidenció que le habían disparado con perdigones.
Luego de un año de recuperación, esta águila, que puede llegar a medir entre 60 y 80 centímetros, retornó a su hogar, los bosques del Huila, en un área protegida del norte de ese departamento. (Aficionados avistan desde su aislamiento más de dos mil especies y apoyan a la ciencia)
Debido al ataque que sufrió, presentaba varias fracturas en su extremidad alar y requirió ser intervenida quirúrgicamente. La operación que se adelantó en conjunto entre la autoridad ambiental del Huila y la facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Corhuila.
“Durante la valoración que incluyó la toma de radiografías, los profesionales diagnosticaron que el ave presentaba cuatro impactos por perdigones en diferentes áreas de su cuerpo, y registraba una fractura cerrada de radio y cubito en su ala izquierda”, explicó Osiris Peralta, profesional de la CAM a Sostenibilidad Semana.
Luego de un año de rehabilitación, el águila de páramo superó todos los pronósticos y volvió a volar. Los médicos y biólogos encontraron en el ave el potencial necesario para sobrevivir en su estado natural por lo que decidieron liberarla en un área protegida del norte del departamento del Huila, teniendo en cuenta su distribución geográfica. (Cerca de Bogotá un oso andino se pasea con la tranquilidad que le ofrece la cuarentena)
El águila de páramo o mora, es un ave rapaz que habita entre los 1.600 y 3.500 metros sobre el nivel del mar y es la especie única en América del Sur. En Colombia habita desde el sur de la cordillera Oriental hasta el sur de Cundinamarca, en la cordillera Central desde el área de Puracé, Huila y hasta Nariño.
Es una especie que vive sola o en pareja y aunque no se encuentra en categoría de amenaza, enfrenta riesgos por la destrucción y fragmentación de hábitat, así como la cacería en algunas zonas del país.
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