Crean sondas de bajo costo para monitorear calidad del agua en Colombia
La propuesta los hizo ganadores de uno de los premios de innovación más importantes del continente.
Es un trabajo que lleva más de una década de dedicación, en donde han tenido fallas y aciertos, un tiempo donde se han sumado cada vez más profesionales y comunidades, todos con ideas que han conseguido que un instrumento artesanal, se convierta en un dispositivo realmente acertado y útil. (La comunidad indígena colombiana que le ganó a la minería, ¡conservan su territorio!)
¿Cómo nació la idea de crear las sondas?
La periodista Daniela Quintero de El Espectador cuenta en un reportaje que el economista ambiental Juan Camilo Cárdenas siguió con detalle la tragedia ocurrida en Japón en 2011, donde un terremoto registrado como el más fuerte en los últimos 140 años, afectó la planta nuclear Fukushima Daiichi, siendo necesario crear la campaña SafeCast, que promovió la creación de una red de sensores de calidad del aire de fabricación casera y que se podían llevar en los carros para documentar grandes áreas, resolviendo algunas dudas como: ¿qué tan grave era la radiación en su barrio? ¿Dónde encontrar datos? ¿Debían reubicarse para no exponerse a los altos niveles? Fue cuando Cárdenas, que en ese momento era decano de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes, se formuló la pregunta: ¿Podría replicarse una iniciativa así para conocer la salud del agua en Colombia? (Niños colombianos de jardines infantiles aprenden sobre ciencias robóticas)
Monitoreo ciudadano a recursos hídricos en Colombia
Así se llamó el proyecto que inició Cárdenas, con el que desde hace años ha buscado conocer la calidad del agua en distintas regiones del país, en especial en las zonas rurales, donde son comunes los conflictos por el recurso.
Los primeros prototipos fueron creados en 2012 y con el parámetro fundamental: ser de bajo costo, y se probaron en un lugar donde se presentaban diferentes conflictos por el agua, como la minería, agricultura y consumo humano. Teniendo en cuenta lo anterior fue elegido el Páramo de Santurbán, en el departamento de Santander.
Se sumó más tecnología
El reportaje también entrevistó a Alba Ávila, ingeniera eléctrica, doctora en física y una de las fundadoras de la innovación, quien comentó que: “Este es un proyecto en el que llevamos 10 años. En Colombia, creo que hace falta esa ciencia que dura, esa en la que uno no se queda con el primer producto que hace, sino que, sobre esa base, se crece y se transforma integrando nuevas tecnologías”. Se refiere exactamente a educación STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés), que les ha permitido “entender que la tecnología no es solo conectarse a redes, sino que sirve para conocer cómo es el agua que usted se va a tomar y que esté en la capacidad de saber si, de acuerdo con unos valores, es saludable o no”, agregó Ávila.
El aporte que les dio un premio internacional
En los últimos dos años el proyecto ha crecido con los aportes del ingeniero físico, Jaime Andrés Pérez, el cual ha usado su pasión por la nanotecnología y sus usos concretos en problemas cotidianos. “Mi interés fue impactar al proyecto buscando cómo estos dispositivos podrían ser alimentados a través de energía que está en el propio sitio de medición, cómo el movimiento del agua (piezoelectricidad), la diferencia de temperaturas (termoelectricidad) o la energía fotovoltaica”, comentó en la entrevista. Este avance los hizo ganadores entre dos mil participantes, del premio “Innovadores menores de 35 años en Latinoamérica 2019”, que entrega la revista tecnológica del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT – Technology Review).