Imagen: Facebook/ Radiomax
Cuando a Gabriel Salazar le informaron que el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) lo había elegido como coordinador de servicios médicos en Israel, supo que estaba frente a la decisión que marcaría su vida. Nacido en Bogotá y con más de 40 naciones en su trayectoria como médico humanitario, sueña con volver algún día a Colombia para aportarle al país lo que aprendió salvando vidas en medio de las guerras más duras.
Este país de Medio Oriente es el único en el contexto humanitario, sobre todo por su ámbito geopolítico y social. Estas características llamaron la atención del médico colombiano para aceptar el trabajo. Los conflictos en esta zona del mundo llevan más de 70 años, desde que se creó el Estado de Israel. Salazar tuvo que presentar su propuesta de ayuda para la Franja de Gaza y esperar que la Cruz Roja respondiera. Finalmente el 2 de enero de 2017 llegó Jerusalén, donde queda su oficina como coordinador de los programas de salud.
Gabriel Salazar se encarga de generar estrategias para darles respuesta a las necesidades básicas de la población. Además, apoya a las instituciones públicas palestinas para que tengan agua, esto sin duda es de gran ayuda para quienes viven allí.
El sistema de salud es crítico, los hospitales dependen de la energía que escasea debido a las falencias económicas de ese territorio y no cuentan con los medicamentos e insumos que necesitan. En el 2017, el 40% de medicamentos y el 25% de insumos médicos no estaban disponibles en hospitales.
Estudio medicina en México y regresó a Colombia para hacer su año rural en el hospital de Líbano, Tolima. Sin embargo, cambió su rumbo al viajar a Francia para realizar una especialización. En su época de universidad escuchó la labor humanitaria de Médicos sin Fronteras, y una vez en el país europeo se acercó a las oficinas de la Cruz Roja y le dieron la oportunidad de incorporarse a esta labor humanitaria.
Tuvo su primer contacto de trabajo humanitario con esa organización en 1990 y trabajo durante 11 años en los que conoció muchos países en conflicto.
“Mi primera experiencia fue en Angola, aislado, con 40.000 personas desplazadas y asilado por la guerrilla de la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola. Desde ese momento supe que estaba haciendo el trabajo que quería y ayudando a otros que realmente han pasado por duras situaciones”, aseguró el médico.
En el 2001, con Médicos sin Fronteras, logró asesorar el área de estrategias de salud para diseñar proyectos en Chocó y luego en el sur del Tolima. Después, regresó al área de la salud básica y trabajó en un centro de salud en Santa Marta.
“Fueron cuatro meses de una experiencia macondiana, donde hubo muchos choques con la realidad de nuestra sociedad. No aguanté la dinámica y volví a la labor humanitaria”, expresó Gabriel Salazar.
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