Estas son cinco ciudades que pagan por vivir en ellas: hasta 50.000 euros

Algunos pueblos están dispuestos a hacer de todo por combatir la despoblación.

La despoblación es un problema que afecta a muchas zonas, especialmente en áreas rurales, donde el éxodo de la población ha dejado comunidades enteras vacías y en busca de soluciones. Ante esta situación, algunas ciudades y pueblos han decidido tomar medidas audaces y ofrecer incentivos económicos para atraer nuevos residentes.

El fenómeno de las ciudades que pagan por vivir en ellas se está extendiendo, y cada vez más lugares se suman a esta iniciativa en un intento por revitalizar sus comunidades.

Ciudades que pagan por vivir en ellas

Uno de los casos más destacados es el pueblo suizo de Albinen, ubicado en los impresionantes Alpes Suizos. Con menos de 250 residentes, Albinen ofrece la atractiva suma de hasta 50.000 euros a las familias que decidan mudarse allí. El ayuntamiento otorga 25.000 francos suizos a los adultos menores de 45 años que se trasladen, y 10.000 francos adicionales por cada niño. Sin embargo, para ser elegible, es necesario vivir en una casa valorada en menos de 200.000 francos suizos y comprometerse a residir en Albinen durante al menos 10 años.

En España, el pueblo de Rubiá, ubicado a dos horas y media en coche de Santiago de Compostela, también se suma a esta tendencia. Con una población de aproximadamente 1400 habitantes, Rubiá ofrece un incentivo de 150 euros al mes a aquellos que decidan establecerse allí. El enfoque principal está en las familias con niños, priorizando su llegada para revitalizar la comunidad.

En el pequeño pueblo de Griegos, en España, con apenas 130 habitantes, se ha adoptado una estrategia diferente para atraer a nuevos residentes. Se ofrece empleo y tres meses de alquiler gratuito a aquellos que decidan mudarse. Además, si los nuevos habitantes tienen hijos de entre 4 y 18 años, se les bonificará con 50 euros al mes por cada hijo, brindando incentivos adicionales para formar una familia en el pueblo.

La situación se repite en el encantador pueblo de Presicce-Acquaria, en Italia, donde se ofrece un pago de hasta 30.000 euros a aquellos que se muden allí, junto con una bonificación adicional de 1.000 euros por cada bebé que nazca. Sin embargo, este dinero debe utilizarse en su mayoría para comprar en comercios locales y para renovar las propiedades que llevan deshabitadas desde 1991, fomentando así la inversión y la reactivación económica local.

Incluso la idílica isla de Anticitera, en Grecia, se ha sumado a esta tendencia. Ofrecen un pago de 500 euros al mes a los nuevos residentes durante los tres primeros años de estancia, brindando apoyo económico para facilitar su adaptación y asentamiento en la isla.

Estas iniciativas muestran cómo las comunidades están dispuestas a ofrecer incentivos económicos a aquellos que decidan establecerse en sus territorios, con el objetivo de combatir la despoblación y revivir la vida en sus calles. Además de los beneficios económicos, los nuevos residentes pueden disfrutar de la belleza natural, la tranquilidad y el sentido de comunidad que estas localidades ofrecen.

Sin embargo, estas medidas también plantean interrogantes y desafíos. ¿Serán suficientes los incentivos económicos para mantener a largo plazo a los nuevos residentes? ¿Cómo se pueden abordar los servicios básicos y la infraestructura en áreas con una baja densidad de población? Estas son preguntas importantes que deben tenerse en cuenta al implementar estrategias para combatir la despoblación.