Para nadie es un secreto que Colombia es uno de los países más biodiversos en el mundo, con sus millones de especies de animales y plantas que lo hacen un paraíso terrenal. Lo cierto, es que en cuanto a paisajes y sitios turísticos no se queda atrás y aun hay mucho por descubrir.
El país tiene un sin número de lugares naturales y artificiales perfectos para conocer, pasear y maravillar a quienes los visiten, muchos de ellos escondidos; como es de esperarse, debido a la inmensidad del territorio, es imposible tener todos esos puntos paradisiacos en mente. (Así es “la cascada del Fin del Mundo” que existe en Colombia)
Uno de esos sitios que muestran lo bello de la naturaleza, ya está tomando más reconocimiento debido a una característica que lo hace espectacular e increíble: ‘Pila Honda’, la cascada en la que se puede ver llover hacia arriba.
La cascada está ubicada en la Vereda Llanadas, Mesa de Los Santos, a 40 minutos en carro desde el sector Linderos, en Santander. Para llegar hasta el maravilloso lugar, de debe caminar por 10 minutos alrededor del pozo que la compone, es decir, donde la cascada desciende.
Allí, el turista se encontrará con una de las imponentes montañas de una parte del Cañón del Chicamocha, hogar de la ‘Pila Honda’, donde se podrá dar un delicioso baño en las aguas frescas y en medio del calor de la zona. (Infografía: 8 de las cascadas más lindas de Colombia)
“Es una belleza natural a menos de dos horas de Bucaramanga. Es una entrada del Cañón, un sitio imponente en donde las corrientes de aire que vienen de la parte de abajo hacen reflotar el agua y esta termina saliendo hacia arriba”, comentó Johan Triana, periodista y director del proyecto audiovisual Visite Santander, para la Radio Nacional de Colombia.
La cascada cae por un abismo de unos 180 metros de altura y tiene el fascinante fenómeno de que “llueve para arriba”, algo que no sucede todo el tiempo pero que, si se tiene la suerte suficiente, se puede llegar a presenciar. Se trata de un hecho similar al hoyo soplador en San Andrés, que en ocasiones no sopla, pero cuando lo hace, atrae a decenas.
“La fuerza del viento, generalmente al mediodía, hace que la caída del agua tenga un efecto de lluvia invertida en el mirador. Es decir, llueve pa’arriba. Además, en el camino se puede disfrutar de un baño en los pozos”, explica Angie González, líder de Almas Aventureras, emprendimiento dedicado a recorrer Santander y Colombia por medio de caminatas, para el medio santandereano Vanguardia.
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