La hicotea es una especie de tortuga acuática que suele encontrarse en el norte de Colombia, particularmente en lagunas, ciénagas o áreas inundables cercanas a ríos de agua dulce. Uno de sus rasgos más distintivos son las manchas rojas o naranjas que tienen detrás de los ojos.
Aunque esta especie se reconoce por su importancia para el ecosistema debido fundamentalmente a su dieta basada en insectos, estos animales suelen ser perseguidos para abastecer un mercado ilegal de consumo de su carne.
Gracias al trabajo articulado entre la Policía Ambiental y Cortolima, se logró incautar un cargamento con 102 tortugas hicoteas recién nacidas. Los ejemplares están bajo el cuidado del Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre de Cortolima quienes monitorearán a cada animal para su liberación en áreas protegidas. (Todos los perros y gatos en Chipaque, Cundinamarca tendrán cédula)
Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), las tortugas cuentan con un grado de amenaza superior al 58%, muy por encima del de los anfibios, mamíferos y aves. La tortuga hicotea o galapaga (Trachemys callirostris), es una de las especies de la fauna silvestre más traficadas en Colombia. Desde el mismo momento que son capturadas para su comercialización están condenadas a ser sacrificadas.
Las cifras reportadas por el Centro de Atención de Fauna y Flora Silvestre de la Corporación Autónoma Regional del Magdalena (Corpamag), muestran que entre 2019 y 2020 se atendieron 350 ejemplares provenientes de decomisos realizados por operativos de control entre la Corporación, la Policía Nacional y el Ejército, siendo la mayoría hembras adultas con la presencia de huevos en sus oviductos. (Avistan venado cola blanca en el páramo de Santurbán)
La cacería y consumo de hicoteas es un delito que tiene un profundo impacto por el maltrato animal al que son sometidas para su captura y preparación, ya que fracturan su pecho para luego ser cocinadas vivas.
Son cazadas con herramientas rudimentarias como ‘chuzos’ y con perros; y por ser reptiles “estoicos” no reflejan la sensación de dolor en su comportamiento, pese a que lo que sufren.
“Todas estas prácticas y en el marco de la ley 1777 de 2016, bajo el código nacional de Policía, se típica como maltrato animal, y consideran que los animales son seres que sienten, no son cosas y recibirán especial protección contra el sufrimiento y el dolor, en especial, el causado directa o indirectamente por los humanos”, detalló Cortolima.
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