La agricultura es la columna vertebral de la seguridad alimentaria en todos los países del mundo. Sin la presencia de cultivos, la humanidad estaría en riesgo. Es aquí donde tienen un papel fundamental los campesinos, quienes se encargan de trabajar la tierra.
Por eso, existen cuatro museos dedicados a resaltar su importante labor a través de la historia. Esta vez, quisimos destacar algunos de estos lugares que buscan preservar las tradiciones del campo.
En este municipio de Cundinamarca, a una hora de Bogotá, hay una casa de bahareque, con piso de tierra y techo de paja. Tiene 130 años. En su interior hay una cocina con fogón de tres piedras, un granero o cuarto de semillas que guarda frijol, papa, maíz y quinoa. Otra habitación tiene objetos religiosos, herramientas e indumentaria campesina usada en el siglo pasado. Afuera hay una huerta con semillas nativas y varias “razas” de gallinas criollas que rodean esta finca tradicional. (Siete lugares mágicos de Boyacá, entre cultura y naturaleza)
A una familia se le ocurrió convertir su casa de campo en un Museo Campesino, un espacio creado en 2017 para divulgar la cultura, gastronomía y saberes ancestrales.
Situado en el centro de Bucarest, es uno de los principales museos de Europa dedicado a las artes y tradiciones populares.
La planta baja del museo está enfocada en los objetos religiosos. Observa una gran colección de pinturas, un árbol de la vida decorado, varios tapices y una iglesia de madera. En el primer piso, observa los objetos de las casas y la vida diaria de los campesinos. Contempla las exhibiciones de atuendos folclóricos de principios del siglo XIX, así como una gran colección de cerámica, cuyo objeto más antiguos data de 1746. (La abuela que creó el único museo autóctono campesino de Colombia)
Está situado en San Bartolomé, un municipio que hace parte de la provincia de Las Palmas en la isla de Lanzarote, España. Es un lugar que reconoce el esfuerzo de los campesinos isleños que superaron situaciones adversas para lograr darle vida al territorio.
Está construido con una dinámica de recorrido que pasa por la arquitectura, agricultura, artesanía y gastronomía tradicional de la cultura popular de Lanzarote. (El boyacense que ayuda a los campesinos a vender sus productos ¡No más intermediarios!)
Ubicado Santa Marta de Liray en Santiago de Chile, tiene como objetivo investigar, crear y educar sobre los conocimientos y prácticas que respeten los ecosistemas naturales y sociales. Para lograrlo, cuenta con espacios y áreas educativas en las cuales se enseña del trabajo y protección de las plantas y recursos naturales y exalta el trabajo del pueblo campesino del país.
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