Imagen: Pixabay
En el país, el cultivo de ajíes y pimentones (familia Capsicum) se da entre los 1.300 y 2.000 msnm, y en Córdoba, Bolívar, Magdalena, Valle del Cauca y La Guajira se da el 87,9 % de la producción nacional.
Los mayores rendimientos en toneladas por hectárea los tiene Córdoba, con 20 toneladas al año, y Valle del Cauca con 16 toneladas, lo que convierte al ají en un producto valioso para el mercado y la industria nacional.
Para su investigación, Daira Alicia Cuarán, estudiante de la Maestría en Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), tomó 23 muestras de ají habanero del Centro Experimental de la UNAL (CEUNP) Sede Palmira, recolectadas en la Amazonia colombiana. (Aguacate Hass 100% colombiano llega a Chile por primera vez)
“El material se cosechó para luego seleccionar algunas semillas y cultivarlas en El Cerrito (Valle del Cauca) para analizar sus características fisiológicas y moleculares”, explica.
El material obtenido se comparó con 21 muestras de Brasil, algunas de ellas del banco de germoplasma de la Universidad Federal de Viçosa en Minas Gerais, y otras de los estados de Tocantins y Rondônia; así como 6 de México, que se conservaban en el Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR) de Oaxaca.
Se evaluaron factores como el peso del fruto fresco, la materia seca total, los carotenoides totales, la pungencia (qué tan picantes son) y la cantidad de minerales totales.
El estudio evidenció que la muestra más pesada era colombiana, con 15,99 g por fruto, y también fue la que presentó menos pérdida de agua al ser sometida a deshidratación.
Por otro lado, “una de las muestras brasileñas demostró tener la concentración mayor de minerales totales, con 0,1534 g”, señala la estudiante.
Otro hallazgo importante fue que la variedad colombiana presentó la mayor cantidad de carotenoides, con 143,7190 microgramos, siendo los frutos rojos los que más presentaban esta característica; mientras que los amarillos y naranjas presentaban cantidades bajas. (Colombia envió el primer contenedor de aguacate Hass a Chile)
Los carotenoides son pigmentos naturales de las plantas, que además de darle ese color verde característico a sus hojas, ayudan a que se protejan de plagas, bacterias y moléculas dañinas para sus frutos.
“Estos datos evidencian el importante impacto que tendrían los cultivos de ají habanero, por sus plantas más resistentes a plagas y saludables para el consumo humano –el ají juega un papel importante en la dieta diaria de muchas personas–, y que incluso tiene usos en la industria médica, por ejemplo con ungüentos para dolores musculares, y en la cosmética”, indica.
La estudiante de maestría, próxima a graduarse, recalca que “el ají habanero representa un recurso genético muy valioso para la industria del ají en Colombia, ya que tiene un gran potencial para ser cultivado en una proporción significativa en lugares como el Valle del Cauca y otras regiones del país; este es un fruto que hoy tiene alta demanda en el mercado internacional y el país puede ser un actor importante”.
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