A través del periódico El Tiempo, el hoy profesor Éder Barrios narró su historia de superación personal, donde pasó de ser el barrendero de la Universidad Tecnológica de Bolívar (UTB), a ser un querido y excelente profesor de matemáticas.
El protagonista nació en el caserío de La Montañita de Sahagún, en Córdoba, siendo el menor de siete hijos, luego partieron a Cartagena como ́nómadas y luego, asentándose en los barrios más vulnerables. Vivían de la venta de avena, bollos, gaseosas y yuca con un puestito en el mercado, que sirvió para darles de comer.
En el colegio nació su amor por los números, aunque perdió un año por no entender matemáticas, lo que hizo que les tomará más cariño; se graduó y fue el primer bachiller de su familia con 17 años.
Soñaba con ser ingeniero mecánico, algo que solo era un sueño, pues no tenían los recursos para asistir a la universidad. “El semestre de aquella carrera costaba 27 mil pesos en la UTB. Pinté casas y, entre otros oficios, vendí hasta chance durante un año para intentar reunir esa cantidad, pero no alcancé”, narró en El Tiempo. (Colombiano lleva 19 años construyendo su casa con materiales reciclables)
Pudo graduarse de Mecánica Industrial en el SENA, lo que le sirvió para trabajar en algunos sectores, sin embargo, su sueño de ser profesional seguía intacto. Un día, sucedió algo fenomenal:
“La Universidad de Cartagena tenía una carrera en matemáticas, así que cierto día decidí estudiar allí y me presenté a los exámenes. Pasé, y como si una cosa buena llamara a la otra junto a esa oportunidad académica arribó, como un particular golpe de suerte, una oportunidad laboral. ¿Recuerdan que vendí chance y pinté casas un tiempo atrás? Bueno, pues entre las casas que pinté en esa época estaba la de un vicerrector de la Universidad Tecnológica de Bolívar, quien me reconoció en una calle y me habló de algo llamado ‘servicios generales’, en su universidad, un área que era desconocida para mí en ese momento. Era la oportunidad de acercarme, de algún modo, a la UTB”, narró Éder.
Así se convirtió en el hombre del aseo en la Universidad. Con el tiempo ascendió de puesto y comenzó a dar tutorías a los estudiantes, hasta que le asignaron un salón para que diera clases. “En los pasillos de la UTB empezó a rumorar sobre aquel que pasó de ser barrendero a dar clases de matemáticas con la misma facilidad con la que empuñaba la escoba y el trapero”. (Se graduó el primer arhuaco de la Sierra Nevada de Santa Marta como ingeniero)
Finalmente, se pudo graduar de la universidad tras iniciar sus estudios al tiempo que trabajaba y enseñaba. “Tras graduarse de Matemáticas, me esperaban las ‘Matemáticas Avanzadas’, las cuales inicié en la Universidad de Cartagena y culminé en la Universidad del Norte, en Barranquilla.
También empecé, por fin, a trabajar como ‘profesor instructor’ en la UTB. El que insiste obtiene su recompensa”, dijo, agradeciendo a su padre por enseñarle a no rendirse.
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