Este enclave, considerado el epicentro de endemismo de aves a nivel continental, resalta por ser el hogar de especies como el atrapamoscas, hojarasquero, tapaculo, rastrojero, hormiguero, pinzón y tangara, que han evolucionado en aislamiento en este entorno montañoso. Un reciente foro, titulado “Entre aves perdidas, endémicas y amenazadas: hacia la conservación ornitológica del Cesar”, celebrado en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede de La Paz, arrojó luz sobre la singularidad y fragilidad de este ecosistema.
La peculiaridad de la Sierra Nevada de Santa Marta radica en su aislamiento geográfico, comparable a una isla rodeada no por el mar, sino por regiones áridas de la Costa Caribe. Este entorno montañoso, que se separó de los Andes hace millones de años, alberga una riqueza de microclimas, exposiciones al sol, y hábitats únicos que sustentan una diversidad biológica sin igual en Colombia y en todo el continente.
El director de Ciencia de la Conservación de la Fundación Selva, Esteban Botero Delgadillo, destacó la importancia de proteger estos hábitats únicos, especialmente en altitudes entre 1.800 y 3.300 metros sobre el nivel del mar, donde la expansión agrícola representa una amenaza significativa. Propone estrategias de conservación que promuevan prácticas agrícolas sostenibles, como sistemas silvopastoriles y agroforestales, que no solo protegen el hábitat de las aves, sino que también mejoran la calidad del suelo y del agua, beneficiando a los productores locales.
El docente Carlos Esteban Lara enfatizó la vulnerabilidad de las especies endémicas ante catástrofes naturales y actividades humanas como la deforestación y el cambio climático. Destacó la necesidad de conocer y conservar estas especies para evitar su extinción.
Eliana Fierro Calderón, bióloga del International Conservation Project Officer, subrayó la importancia de la Sierra Nevada de Santa Marta como punto crucial para las aves migratorias que cruzan el océano desde Estados Unidos hacia Suramérica. Sin embargo, advirtió sobre las amenazas que enfrentan estas aves, incluyendo la deforestación, el cambio climático y la caza ilegal.
En resumen, la Sierra Nevada de Santa Marta emerge como un santuario vital para la conservación de aves endémicas, donde la protección de su hábitat se vuelve crucial para preservar la diversidad biológica única de la región.
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