En las aguas de la cuenca del río Putumayo, navega un gigante amenazado: el pirarucú. Este pez, considerado el más grande de agua dulce en el mundo, se ha convertido en un emblema de la Amazonía colombiana.
Sin embargo, su existencia está en peligro debido a la alteración del ciclo de reproducción ocasionado por cambios en la medición del río, según expertos en conservación.
El pirarucú, también conocido como ‘paiche’, se encuentra en la categoría dos de peligro de extinción según la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES). Esto indica que cada vez son menos los peces de esta especie en la región.
Su tamaño puede alcanzar los 2 a 3 metros de longitud y un promedio de peso de 150 kg, lo que lo convierte en una criatura impresionante.
Este pez es capaz de respirar aire atmosférico, lo que le permite sobrevivir en aguas poco oxigenadas. Además, cumple un papel fundamental como controlador de las especies en los ecosistemas acuáticos. Sin embargo, la variación en la medición del río Putumayo ha generado preocupación entre los científicos, ya que afecta directamente su ciclo de reproducción.
Tradicionalmente, el ciclo reproductivo del pirarucú en el río Putumayo comienza alrededor del 20 de julio, cuando el río comienza a crecer. Luego, el agua desciende drásticamente, creando las condiciones ideales para que los peces elijan a su pareja de reproducción. En octubre, cuando las lluvias disminuyen, el agua cubre las copas de los árboles y el pirarucú aprovecha para construir su nido, donde la hembra deposita sus huevos. El macho los fertiliza y cuida hasta que eclosionan las pequeñas larvas de pirarucú.
Durante este proceso, una hembra puede poner hasta 5.000 huevos.
Sin embargo, los cambios en los niveles diarios de agua de los ríos en las últimas tres décadas, según datos del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia 2021, han afectado el ciclo de reproducción de los peces controladores del equilibrio, como el pirarucú. Esta situación pone en riesgo la supervivencia de la especie y amenaza la biodiversidad de la región.
A pesar de la importancia de la protección del pirarucú, la pesca y la comercialización de este pez siguen siendo un desafío.
El Gobierno Nacional Colombiano emitió el Acuerdo 015 del 25 de febrero de 1987, reglamentado mediante la resolución 0089 del 27 de mayo de 1987, que establece un periodo de veda del pirarucú desde el 01 de octubre hasta el 15 de marzo de cada año, durante el cual se prohíbe su pesca y comercialización.
Sin embargo, algunos pescadores, como Jorge Guzmán de Leguízamo, indican que este decreto no se respeta, y señalan diferencias en la aplicación de medidas de conservación entre el lado colombiano y el peruano, expresó para la Radio Nacional de Colombia.
La protección del pirarucú y su hábitat requiere de un esfuerzo conjunto entre las autoridades, los pescadores y la comunidad en general. Es fundamental que se refuercen las medidas de conservación y se promueva la educación ambiental para garantizar la supervivencia de esta especie emblemática de la Amazonía colombiana.
Solo a través de la acción colectiva y el respeto por las regulaciones vigentes será posible preservar este gigante de nuestras aguas y mantener el equilibrio de los ecosistemas fluviales que tanto dependen de él.
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