El cóndor es el ave más grande del mundo, puede llegar a medir con sus alas extendidas hasta 3.3 metros, con una altura de 1.4 metros y puede llegar a pesar entre 8 a 15 kilos.
Siendo el ave más representativa de Colombia, la mayor población de esta especie se concentra en la Sierra Nevada de Santa Marta, pero también, hacen presencia en la Serranía de los Motilones, el Páramo del Almorzadero, el Parque Nacional Natural Los Nevados, en Coconuco y Puracé, y el Parque Chingaza. (Estudio revela que hay cientos de millones de árboles en el desierto del Sahara)
Gracias a la instalación de 19 cámaras trampa en la zona el páramo del Almorzadero, en Santander, se pudo captar la imagen de cuatro cóndores entre ellos dos hembras adultas alimentándose de una oveja. Dentro del registro captado con las cámaras trampa se observaron hasta águilas y otras especies adultas y juveniles.
“Los animales volvieron a verse en su área natural. Lo que hacemos con esto es determinar más o menos cómo está conformada la familia del cóndor, el comportamiento y su salud”, aseguró Carlos Andrés Suárez Grimaldos, coordinador de Monitoreo del Cóndor de Los Andes.
El Libro Rojo de las Aves de Colombia lo incluyó en el listado de las especies en peligro crítico de extinción, un título que ostenta debido al deterioro y transformación de sus hábitats, la expansión de la frontera agrícola hacia los bosques andinos y páramos, la cacería y hasta creencias falsas de que su sangre tiene poderes curativos. (El gran proyecto colombiano que busca salvar 15 especies en peligro de extinción)
La actividad pecuaria es uno de sus grandes enemigos. Algunos ganaderos creen que los cóndores cazan a las vacas, por lo cual los atraen con cebos envenenados que, al ser ingeridos, les causan la muerte en pocos días.
Desde 2013, el Parque Jaime Duque, ubicado en el municipio de Tocancipá (Cundinamarca), trabaja en una estrategia de reproducción en cautiverio del cóndor de los Andes. Su tarea inició gracias a que Chile le donó a Colombia tres parejas juveniles de cóndores con edades entre los 8 y 10 años para el programa de reproducción.
En 2017, el Jaime Duque y la Fundación Neotropical, que trabaja con rapaces y cóndores, iniciaron un piloto en el páramo del Almorzadero para que los campesinos del lugar no siguieran afectando a las aves de este ecosistema. (Fósil hallado en el Desierto de la Tatacoa era de un delfín de hace 13 millones de años)
Las entidades instalaron cámaras de alta definición para establecer el número de individuos que habitan la zona y al mismo tiempo enseñar a los pobladores sobre el cuidado a estas aves.
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