Entre las especies más amenazadas que tiene el país está la carranchina, una tortuga pequeña endémica de Colombia. Debido a la reducción de su habitat, el bosque seco, su población ha disminuido. Además, el algunas zonas la tortuga es un alimento de la región por lo que está desapareciendo.
Con la iniciativa de recuperar esta especie nació la primera reserva para la tortuga carranchina en el municipio de San Benito Abad (Sucre). Gracias al trabajo entre Turtle Survival Alliance (TSA) y Rainforest Trust, se destinaron 120 hectáreas que se están transformando en una zona de reserva para este reptil.
“Esta es la primera y única área en el país destinada a la conservación de la carranchina, donde impulsaremos la conservación y la reproducción sana del reptil, cuyas poblaciones silvestres están aisladas por los daños que ha sufrido el bosque seco”, informó Germán Forero, director científico de WCS Colombia a Semana Sostenible.
Debido a la poca cantidad de ejemplares, en su proceso de reproducción, estas tortugas se reproducen entre parientes, lo que afecta la condición genética de la especie. Por esta razón, la idea es llevar grupos nuevos a la reserva para introducir genes nuevos y aumentar la diversidad.
Además, los científicos también realizarán un monitoreo continuo para saber si la población comienza a aumentar con las medidas de protección. (67 tortugas carey nacieron en el Tayrona, una buena noticia para esta especie en peligro de extinción)
WCS Colombia, trabaja con los ganaderos del Caribe para proteger el poco bosque seco que ha resistido las intervenciones humanas y recuperar la vegetación ribereña por medio de acuerdos que permitan destinar porciones de terrenos a la conservación del reptil.
Con el diseño de un programa de restauración que incluye la expansión de los humedales y los bosques secos que existen en la reserva, se dará una oportunidad no solo para las tortugas, estos cambios traerán beneficios para otras especies amenazadas por la reducción de su habitad.
Estas tortugas tienen un caparazón de 21,5 cm de longitud, su cabeza es grande y como defensa de los depredadores, posee una glándula almizclera en la cloaca, que produce un olor desagradable cuando es molestada. La carranchina es acuática y de hábitos nocturnos. Generalmente habita en pequeños pozos, quebradas y arroyos rodeados por bosque seco de las cuencas de los ríos Sinú, Magdalena, Cesar y San Jorge.
Según el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, los siete departamentos de la región Caribe concentran más de 417.000 hectáreas de bosque seco. Sin embargo, estas zonas se ven afectadas por la deforestación.
Los biólogos y expertos en tortugas monitorean la zona de la reserva para determinar el comportamiento de estas tortugas y con la recuperación de su hábitat, podrán permitirles el pazo hasta otras zonas. Además, WCS Colombia espera trabajar con las comunidades para concientizarlas sobre la importancia de esta especie y evitar que sea destinada al consumo humano o vista como un peligro para los piscicultores de la región.
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