Gracias a la investigación de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), realizada en ratas de tipo Wistar, se conoce ahora que este tipo de animales disminuyen su nivel de estrés cuando en el momento en que son expuestos a estímulos físicos, sensoriales y sociales (ambiente enriquecido), luego del duro momento en que se separan de sus mamás.
Esto, trae sobre la mesa la pregunta de si es posible que en los humanos sea igual. “Según investigaciones en neurociencia del cerebro, los primeros 5 o 6 años de una persona son vitales, ya que en este lapso se empieza a desarrollar la estructura cognitiva –que se compone de factores nutricionales o psicológicos– y la relación con los padres hace que se empiece a aprender y a consolidar una conducta”, explicó Johana Ceballos, estudiante de la maestría en Neurociencias, Neurobiología y Conducta de la UNAL, e integrante del Grupo de Investigación en Neurobiología y Comportamiento de la Facultad de Medicina, para el portal universitario.
“Todos estos recursos son los que permitirán afrontar la vida: si durante esta etapa se presenta negligencia, desatención, maltrato, abuso o abandono, entre otros factores negativos, el desarrollo de la persona, su identidad y personalidad también se afectará de manera negativa”, añadió la joven estudiante
De acuerdo a lo investigado en la UNAL, los niños en Colombia, en su mayoría, no crecen en un ambiente que les preste la debida atención y les permita un desarrollo próspero, algo que genera estrés crónico desde la infancia, que es mucho más delicado que preocupaciones del día a día como las tareas de la escuela.
“Para el estudio se utilizaron 64 crías de ratas –mitad hembras y mitad machos– de 21 días de nacidas, y se hizo un grupo de control aislando algunos individuos de sus padres durante 15 días, enfrentados a un ambiente enriquecido, mientras que otros no”, dijo sobre el experimento.
En ese sentido, las ratas se mantuvieron en jaulas con ambiente especial para trabajar con ellas de manera física, cognitiva, sensorial y socialmente, a través del uso de diversos objetos. Al final, se comprobó que el nivel de producción de corticosterona –hormona que en los humanos es el cortisol– presentaba los siguientes valores: el grupo de ratas hembra no expuestas a la separación materna tuvieron 0,190 nanogramos por mililitro (ng/ml), mientras que las expuesta tuvieron 135 ng/ml, y en aquellas que se sometieron a un ambiente enriquecido este nivel disminuyó a 128 ng/ml.
Por el lado de los machos, presentaban menos estrés, pero su reducción al final del proceso también era cercano a los 20 ng/ml; el circuito cerebral en esas primeras etapas es similar al del ser humano, por lo tanto, representa un gran avance en estudios para el estrés infantil.
“En humanos el exceso de cortisol mantiene el cuerpo activo, sobreexcitado, lo cual genera cambios en el cerebro; la microglía se alerta y empieza a atacar, proceso que desemboca en un daño en la conexión neuronal encargada de funciones determinantes para el desarrollo cognitivo”, añadió Ceballos
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