Muchos de los mejores jugadores del país han tenido que superar difíciles pruebas en su niñez para lograr abrirse paso en ese mundo tan competitivo como lo es el fútbol.
El caso de Luis Fernando Muriel no es la excepción, pasó de ser un humilde vendedor de lotería a ser uno de los delanteros más importantes del fútbol italiano, más exactamente en la Fiorentina.
Nacido en la población de Santo Tomas, Atlántico, el actual atacante de la Selección Colombia empezó con duras jornadas de trabajo de más de 12 horas en su pueblo natal, de las cuales regresaba a su casa únicamente con el dinero para los transportes.
Pese a tener que ayudar en su hogar con el poco dinero que ganaba vendiendo lotería, los sueños de convertirse en un reconocido deportista se empezaron a forjar desde muy pequeño, ya que se las arreglaba para poder jugar fútbol.
A pesar de que no tenía grandes fundamentos con el balón, siempre mostró gran eficacia en el arco contrario, algo que llegó a los oídos del cazatalentos del Atlético Junior, club que es de los más importantes del país.
Desde el preciso momento en el cual Luis Fernando Muriel empezó a entrenar con el equipo barranquillero su vida cambió por completo, dejó de vender lotería para dedicarse a su formación deportiva.
Sin embargo, no todo fue sencillo en Atlético Junior, equipo que lo apartó debido a su bajo estado de forma y a las lesiones que sufría constantemente.
Cuando salió de este equipo todo hacía pensar que el fútbol no era lo de él, pero una mano amiga se fijó en el potencial que tenía en el ataque y lo llevó a las divisiones menores del Deportivo Cali, club en el que debutó como profesional.
Todo este trabajo realizado tuvo sus frutos en el equipo caleño en el año 2009, cuando jugó sus primeros 28 minutos.
Tres partidos después se empezó a destacar por encima de los demás al marcar sus primeros tres goles frente al Once Caldas de Manizales. Posteriormente le anotó al América de Cali en el clásico de la ciudad.
Con varias temporadas en la primera división del fútbol colombiano, el Udinese pagó 1,9 millones de dólares (6.000 millones de pesos colombianos) por el 70% de su pase profesional, dando el gran salto al viejo continente.
A partir de ese momento, pasó por equipos como: Granada, Sevilla, Sampdoria y Fiorentina, club en el cual se encuentra en la actualidad y donde es gran figura.
Todo este camino muestra que el trayecto para ser futbolista profesional no es nada fácil, pero que con esfuerzo y dedicación se puede realizar cualquier cosa en la vida.
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