Hallado en Colombia un insecto de apenas 3 mm, hasta ahora desconocido para la ciencia, podría ser la solución al control del crecimiento del maracuyá silvestre (Passiflora foetida), una maleza invasora en países como Australia.
Allí obstruye el acceso a las playas y dificulta el desarrollo de otras plantas autóctonas. Este diminuto insecto, al completar su ciclo de vida sobre la planta y alimentarse de sus hojas, se perfila como un controlador natural de su expansión.
El Passiflora foetida, una enredadera que se aferra a elementos vivos o muertos como árboles o postes en su búsqueda de luz solar, se caracteriza por sus flores blancas con detalles morados y una secreción viscosa de olor desagradable.
Héctor Adiel Salazar González, magíster en Entomología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín, explica que esta planta, originaria de Centro y Suramérica, no representa una amenaza para otras especies en su hábitat natural. Sin embargo, en lugares como Australia, donde fue introducida artificialmente, se convierte en una especie invasora con efectos nocivos para la fauna, flora y turismo local.
Salazar señala que el Passiflora foetida impide el crecimiento de otras plantas que sirven de alimento para animales, bloquea el acceso a ciertas playas y puede propagar incendios cuando se seca. A pesar de los esfuerzos manuales para su remoción, las autoridades continúan buscando estrategias y enemigos naturales para controlar su expansión, especialmente en las regiones de donde es originaria.
En Colombia, aunque se conocen hongos, virus e insectos que afectan el crecimiento del Passiflora foetida, la mayoría de los estudios realizados hasta el momento son poco específicos. Por ello, Salazar centró su investigación en los insectos que se alimentan de esta planta, ya que podrían ser efectivos en las zonas donde es problemática.
Tras realizar muestreos en varias regiones colombianas donde se sabe que la planta está presente, Salazar y su equipo identificaron nueve especies de insectos asociados a ella. Destaca el hallazgo de una nueva especie de chinche del género Pronotacantha sp., encontrada en el municipio de Santa Fe de Antioquia, que representa el primer registro de esta especie para la ciencia.
El estudio se enfocó en profundizar en este insecto debido a su capacidad para causar daños significativos al maracuyá silvestre y su facilidad para ser criado en laboratorio. Se observó que el 88 % de los huevos eran viables y que el insecto completaba su ciclo de vida en aproximadamente 55 días, con hasta cuatro generaciones por planta.
Los experimentos demostraron que el Pronotacantha sp. Se alimenta preferentemente del Passiflora foetida en comparación con otras especies similares, como el Passiflora edulis o maracuyá comercial.
Este estudio representa un importante avance científico, pues proporciona nuevas perspectivas para el control de especies invasoras. Además, plantea la necesidad de investigar la posible transmisión de patógenos por parte del insecto a la planta, así como su adaptabilidad y posibles impactos en otras especies vegetales en caso de ser introducido en nuevos entornos.
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