Imagen: Twitter @PrensaUNAL
En los páramos, que se encuentran en las cordilleras de Venezuela, Colombia, Ecuador y Perú, existe una notable diversidad de especies de ranas Pristimantis, llegando a un total de 83. Esta riqueza biológica ha llevado al Grupo de Ecología Funcional y Evolución del Instituto de Ciencias Naturales (ICN) de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) y al Museo de Zoología de la Universidad San Francisco de Quito (Ecuador) a investigar las causas de la presencia de glándulas grandes en las ranas, su distribución en diferentes especies de los páramos, y la relación entre ecología y morfología en estos animales.
Para llevar a cabo el estudio, se analizaron 273 individuos de 32 especies diferentes de Pristimantis procedentes de los páramos colombianos y ecuatorianos. Se extrajeron tres muestras de piel de diferentes partes del cuerpo y se utilizaron técnicas histológicas para identificar la anatomía de la piel, incluyendo las glándulas presentes y sus características. Esto se logró mediante la observación de la reacción de las muestras a diferentes tintes, utilizando el método de tinción y observando los resultados a través del microscopio.
Se ha descubierto que los individuos del género Pristimantis que habitan en los páramos poseen dos tipos de glándulas en su piel. El primero son las glándulas mucosas, presentes en todos los anfibios y que desempeñan funciones relacionadas con la respiración, la regulación de la temperatura y el equilibrio hídrico. El segundo tipo son las glándulas acinares, las cuales son distintas y novedosas.
Estas glándulas presentan diferencias en tamaño, forma y distribución, lo que indica un alto nivel de especialización en sus funciones. Una de las funciones destacadas de estas glándulas es su capacidad para proporcionar protección a estos anfibios y permitirles sobrevivir en condiciones de temperaturas extremas.
Hasta ahora, las investigaciones realizadas en el género Pristimantis se habían centrado principalmente en aspectos de taxonomía, sin profundizar en su anatomía, ecología o morfología funcional. Por lo tanto, estos descubrimientos representan un aporte significativo al entendimiento de su adaptación a estos entornos, ampliando nuestro conocimiento más allá de la clasificación de las especies.
“La alta especificidad de este tipo de glándulas también las vuelve especies vulnerables, ya que solo pueden vivir en ese lugar, que hoy está amenazado por factores como la destrucción y el deterioro de los páramos, la reducción de la calidad ambiental, la contaminación y la introducción de especies invasoras. Un ejemplo importante es la disminución de sapos arlequines, autóctonos en el país, que están en un gran riesgo de extinción”, indica el biólogo.
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