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Actualmente, el mundo está buscando la creación de vehículos que funcionen con energía renovable, y ya no solo se piensa en carros y buses eléctricos, también aeronaves como el Solar Impulse II, un proyecto liderado por el explorador suizo Bertrand Piccard y el ingeniero suizo Bertrand Borschberg. Estos expertos en aviación, apuestan por una movilidad amigable con el medio ambiente por lo que desarrollaron y pusieron a prueba esta aeronave con éxito. (Aeropuerto El Dorado abre vacantes laborales con numerosas empresas aliadas)
En 2016, el avión de aspecto extraño, cubierto con más de 17.000 paneles solares, le dio al mundo y le dio una pincelada de lo que serían los vuelos en un futuro. Con la envergadura de un Boeing 747, pero con el peso de una camioneta SUV, la aeronave le dio la vuelta a la Tierra sin utilizar una gota de combustible. Para lograr esta hazaña fueron necesarios 550 días, y una serie de retos que lograron superar en medio de su travesía.
Para que nos podamos hacer una idea de su magnitud, posee una envergadura de ala mayor a la del conocido Boeing 747. Lo que llama la atención es la diferencia en peso del aparato que resulta liviano y que en términos comparativos es similar al de un coche cuyo peso ronda los 2.300 kilogramos.
Además, lleva cuatro motores eléctricos impulsados con la energía solar de 17.000 células fotovoltaicas en sus majestuosas alas. Ausencia de combustible y con una autonomía casi ilimitada que suponen avances importantes en tecnologías alternativas a los combustibles fósiles y alentadoras para el planeta en su responsabilidad y casi obligación de preservar el medio ambiente.
Tras ese hecho histórico, el avión fue cedido a la nueva empresa hispano-estadounidense Skydweller, para que fuese usado en el desarrollo de un avión que pueda mantenerse varios años en vuelo usando tan solo la energía solar como combustible. La idea era convertir el Solar Impulse 2 en un avión que pudiese volar tanto tripulado como controlado remotamente. Por esta razón, fue necesario realizar un cambio en el software de la aeronave. (Por primera vez, zonas rurales del Cesar contarán con energía solar)
El pasado domingo 18 de abril, el piloto Miguel Iturmendi, despegó para un vuelo de comprobación de los mandos de vuelo, el piloto automático y diversos sensores de a bordo, ejecutando pruebas a diferentes altitudes hasta mantenerse a casi 16.000 pies, altitud que, aunque todavía falta la confirmación oficial por parte de la FAI, supone un nuevo récord de altitud para un avión propulsado por energía solar y tripulado.
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