
Obesidad infantil en Colombia: el mayor reto de salud pública que compromete el futuro de los niños
El sobrepeso en la infancia ya no es un tema estético, sino un problema de salud física y mental que afecta la calidad de vida de millones de menores en el país y en el mundo.
La obesidad infantil se ha convertido en uno de los problemas de salud más alarmantes para los niños en Colombia. Esta condición, impulsada por factores genéticos, ambientales y de estilo de vida, está afectando el desarrollo físico, emocional y social de los menores, con consecuencias que pueden extenderse hasta la edad adulta.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca de 40 millones de niños menores de cinco años viven con exceso de peso en todo el mundo. Además, en los últimos 40 años, el número de niños y adolescentes entre 5 y 19 años con obesidad se ha multiplicado por diez, lo que refleja un problema creciente y urgente.
¿Cómo se diagnostica la obesidad infantil?
El diagnóstico se realiza con base en el índice de masa corporal (IMC) y las curvas de crecimiento recomendadas por la OMS. Una vez identificado el sobrepeso, el niño está en riesgo de padecer múltiples complicaciones como:
-
Diabetes tipo 2
-
Hipertensión
-
Hígado graso
-
Pubertad precoz
-
Apnea del sueño
-
Problemas ortopédicos
A nivel emocional, los efectos son igual de graves. El acoso escolar, la baja autoestima y los trastornos de salud mental son frecuentes entre los menores con obesidad. Incluso, el riesgo de depresión y pensamientos suicidas aumenta significativamente.
“Muchos niños con obesidad sufren bullying, lo que puede provocar aislamiento escolar, ansiedad y depresión”, advierte Marcela de la Rosa, pediatra especialista en obesidad infantil.
Un enfoque integral: hábitos saludables desde la infancia
Para atender este problema de raíz, se han desarrollado programas integrales como ReCrea, una iniciativa de la Clínica Reina Sofía dirigida a niños y adolescentes entre los 2 y los 17 años. El objetivo principal es fomentar hábitos de vida saludables de forma sostenible y no restrictiva.
Este enfoque multidisciplinario incluye nutricionistas, pediatras, endocrinólogos y fisioterapeutas, quienes trabajan en conjunto con las familias. Los cuatro pilares del programa son:
-
Alimentación balanceada: educación sobre una dieta equilibrada y adecuada a cada edad.
-
Ejercicio físico regular: combate del sedentarismo a través de actividad física divertida.
-
Sueño reparador: creación de rutinas que aseguren un descanso adecuado.
-
Bienestar emocional: fortalecimiento del entorno familiar y social para apoyar la salud mental.
Romper mitos y construir conciencia
Pese a los avances, persisten ideas equivocadas como creer que “el niño que más come es el más sano”. A esto se suma el fácil acceso a productos ultraprocesados, como paquetes y golosinas, que dificultan la adopción de una alimentación saludable.
Por ello, los expertos insisten en que las familias deben informarse adecuadamente y acudir a profesionales de la salud antes de seguir consejos difundidos en redes sociales.
Una responsabilidad compartida
La obesidad infantil no es un problema exclusivo del niño, sino una responsabilidad colectiva. Padres, colegios, instituciones y gobiernos deben actuar de forma coordinada para construir entornos que promuevan hábitos saludables desde los primeros años de vida.
“La obesidad infantil no se combate con dietas, sino con un cambio profundo en la forma en la que vivimos y nos relacionamos con la comida”, concluye la doctora de la Rosa.
En este contexto, programas como ReCrea se consolidan como herramientas clave para lograr un cambio real y duradero en la salud de las nuevas generaciones, apostando por una infancia más sana, feliz y con oportunidades para crecer plenamente.