La docente colombiana que ha sido nominada al ‘Nobel de Educación’
La educación pública de Bogotá volvió a brillar en el Global Teacher Prize Award gracias a una docente apasionada.
Sindey Carolina Bernal Villamarín, con solo 34 años, tiene una maestría, un doctorado, premios, reconocimientos y experiencias que la definen como una maestra excepcional. Para quienes la conocen, es una mujer que inspira, sueña, vive, respira, enseña y siente enamorada. Así es, entre su particular forma de ser está que su pelo, casa, computador, celular y hasta los vasos en los que toma son de este color; según esta profesora, a través del morado impulsa la inclusión, algo que se ha convertido en su gran distintivo y todos sus estudiantes y conocidos la reconocen por esto. (La historia del padre que le llevó una torta a un soldado para celebrar su cumpleaños)
Al empezar a estudiar diseño tecnológico en la Universidad Pedagógica, Sindey dice haber encontrado el primer mensaje que le mostraría su destino. (El niño ‘instagrammer’ que destaca la labor del campesino colombiano)
“Tuve un compañero que era sordo. Él tenía su intérprete, pero este no había llegado. Estábamos en clase y no podíamos empezar porque nadie sabía lenguaje de señas. Yo me sentí súper mal porque no me podía comunicar con él. Entonces, pensé que debía hacer algo y decidí aprender lengua de señas. Pero después dije: tengo que hacer algo más, y fue ahí cuando llegó la tesis de pregrado, donde quise hacer un software que les permitiera a los oyentes aprender lengua de señas colombiana. Ese fue el primer proyecto y quise seguir en esa línea de la inclusión”, comentó en el portal de educación de la Alcaldía de Bogotá.
Sidney es una orgullosa docente que fue escogida entre los 50 profesores del Global Teacher Prize, un reconocimiento considerado como un “Nobel” de educación. El solo estar nominada la hizo sentir muy orgullosa de su trabajo, porque como parte de la preselección, sus alumnos y sus familias debían enviar cartas hablando de su labor como docente. Entre tantas muestras de aprecio, entendió todo lo que atesoraban sus alumnos del Colegio Olaya Herrera, de Bogotá, su interés por estimular la creatividad y la innovación en el aula.
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