Muchas personas cuando piensan en una playa inmediatamente su mente los llevan al mar. En el caso de Playa Blanca sucede todo lo contrario, uno atractivo turístico ubicado a más de 3 mil metros de altura.
Este sitio se encuentra en el departamento de Boyacá y está al borde del Lago de Tota, recurso hídrico de agua dulce más grande de toda Colombia, ya que cuenta con una extensión de cerca de 55 kilómetros cuadrados.
En una de sus orillas se puede encontrar pequeños espacios de arena blanca, la cual es muy semejante a la que hay en zonas costeras. Sin embargo, desde hace algunos años atrás el turismo ha generado una gran contaminación en dicho lugar.
Ya son más de 10 años en los cuales se abrió el espacio en Playa Blanca para el turismo. Desde entonces, cada fin de semana llegan aproximadamente 3 mil turistas al lugar, ayudando a familias de la región que trabajan o tienen sus negocios.
Sin embargo, esta apertura trajo consigo una serie de problemas ecológicos, entre los cuales se resaltan los residuos de plástico a las orillas de la playa y otros elementos que son perjudiciales para el medio ambiente.
Es así como en uno de los últimos fin de semana se llegaron a recoger más de 1,5 toneladas de basura en la Laguna de la Tota.
“Trabajo desde las 8 de la mañana hasta las cinco de la tarde recogiendo la basura que dejan las personas. Mi labor me gusta y disfruto haciéndola, pero me da tristeza tener que recoger tanta basura que deja la gente en la orilla, cuando pueden solo caminar unos 5 metros y tirarla en las canecas grandes que se pusieron para eso”, afirmó José Zara, una de las personas encargadas de la limpieza del lugar, en entrevista con el diario El Tiempo.
En un principio esta maravilla natural era custodiada por la Alcaldía de Tota, pero desde hace algunos años es Corpoboyacá la entidad que tiene a cargo dicho lugar.
El cambio de organismo se notó inmediatamente en el cuidado del lugar, debido a que antes se realizaba una limpieza diaria en la zona, ahora por mucho se da una vez cada semana, por lo cual hay una gran cantidad de desechos.
“Antes se suponía que había grupos ecológicos que Corpoboyacá enviaba semanal a recoger la basura una vez a la semana, pero eso no servía de mucho. Ahora llegamos a un acuerdo con la entidad y entre todos los trabajadores de la playa aportamos una parte para pagar el salario mensual de un millón de pesos de José”, indicó Nancy Cruz Bayona, habitante de la zona.
Si bien es importante que las entidades encargadas del cuidado y mantenimiento de las reservas naturales realicen su trabajo de la mejor manera, está también en cada turista y visitante el hecho de ayudar a prevenir la contaminación.
Cada persona debe ser consiente de reciclar y botar los desechos en las zonas establecidas, de esta manera se protegerá el ecosistema y estos lugares podrán ser visitados por muchos años más.
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