¡Ojo con la hepatitis! Acá le contamos cómo evitar contagiarse
Más de 325 millones de personas en todo el mundo tienen hepatitis de tipo B y C.
Más de 125.000 personas mueren cada año en las Américas por hepatitis, en su mayoría por hepatitis B y C. Además, 400 millones de personas en todo el mundo tienen una infección crónica por el virus de la hepatitis B o de la hepatitis C. La hepatitis es una inflamación del hígado que puede causar problemas de salud moderados a graves.
Los virus de la hepatitis B y C pueden propagarse a través de varios medios, como el contacto con la sangre y los fluidos corporales de las personas infectadas, e incluso se pueden transmitir de una madre a su hijo durante el parto. Las personas con mayor riesgo de contraer hepatitis B y C tienen más probabilidades de tener contacto físico con personas infectadas.
La enfermedad es más común entre los trabajadores de la salud, las personas drogadictas y alcohólicas, las personas que reciben trasfusiones de sangre o hemodiálisis, o las personas que tienen relaciones sexuales sin protección.
¿Qué tipos de hepatitis existen y cuáles son sus síntomas?
Las cepas virales de la hepatitis son A, B, C, D y E. Aunque todas estas cepas pueden causar la enfermedad, los síntomas pueden variar. Cada enfermedad tiene sus propios modos de transmisión, formas de prevención y severidad.
Fiebre, coloración amarillenta en la piel y los ojos, dolor en el abdomen, orina oscura, heces blanquecinas, náuseas, vómitos y pérdida de apetito son algunos de los síntomas de la hepatitis. Es importante señalar que la hepatitis puede causar cirrosis, un deterioro progresivo del hígado y un tipo de cáncer de hígado llamado carcinoma hepatocelular si no se trata adecuadamente.
El tratamiento
Para muchas personas, el tratamiento y el acceso a pruebas de diagnóstico siguen siendo complicados. Ya que el tratamiento de esta enfermedad requiere medicamentos antivirales y pruebas de detección. Sin embargo, es de vital importancia que se haga a tiempo la detección del virus, ya que esto reduce significativamente las muertes y reduce el riesgo de complicaciones durante el tratamiento médico.