“Yo empecé como vendedor de helados”: Amaranto Perea contó sus humildes inicios
El talentoso y famoso futbolista reveló su inspiradora historia de vida.
Amaranto Perea es un exfutbolista y entrenador colombiano, recordado por haber jugado en clubes como el Atlético de Madrid (siendo el jugador extranjero que más partidos disputó con la camiseta hasta que fue superado por Diego Godín), Deportivo Independiente Medellín, Boca Juniors y el Cruz Azul, convirtiéndose en orgullo nacional.
Mucho se ha dicho de sus inicios en el fútbol, incluso se ha asegurado que vendía cosas en la calle por necesidad; sin embargo, el deportista contó su historia en la Revista Soho, destapando su corazón y su pasado. (Estos son los candidatos que suenan para dirigir a la Selección Colombia)
Sí vendió paletas
“Siempre se ha tergiversado mi historia: que vendía paletas porque me estaba muriendo de hambre, que las vendía en el estadio, en fin (…) Mi infancia fue como la de cualquier niño en Colombia”, inició relatando para la revista.
Amaranto Perea narró que nunca le faltó nada en el hogar que compartía con seis hermanos gracias a su padre, un hombre trabajador y entregado. Eso sí, desde niño tuvo claro que quería ser futbolista, un sueño que lo llevó a que su familia se mudara del Urabá hacia Medellín, cuando él solo y tenía 15 años. (Juan Guillermo Cuadrado, se convierte en embajador de importante marca)
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“Fui a probar suerte a la capital antioqueña, donde prácticamente no conocía a nadie. Un amigo del pueblo en el que nací, Curulao, llevaba muchos años en Medellín, a él le pedimos estadía por un tiempo; hablamos luego con el Deportivo Antioquia, club de la Primera B, donde pasé las pruebas y empezó esta aventura, por llamarla así”, reveló el exjugador de la Selección Colombia.
El joven Amaranto comenzó a entrenar y a subsistir por medio de la venta de helados, con el objetivo de sostenerse solo y que su papá se encargará de su familia. Confesó que vendía el producto a las afueras de estadios donde, a veces, sentía vergüenza de que lo reconocieran, aunque en la actualidad es motivo de orgullo por ser una gran historia de superación. Así balanceo sus primeros años, entre trabajo y fútbol. (¡Egan Bernal, un hombre de acero! Así le fue en su primera semana de entrenamientos)
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“El entrenamiento duraba entre una hora y media y dos, después me tocaban unas siete horas de trabajo y, claro, de tanta caminadera me daba hambre y me comía uno que otro helado. Todo el tiempo estaba cansado, llegaba a casa a altas horas de la noche, tipo nueve, después de no haber parado en todo el día. Y a la mañana siguiente, como si nada, madrugar a correr con el equipo. Estaba haciendo un sobreesfuerzo porque todo el día utilizaba mis piernas, no tenía tiempo para descansar y no podía rendir en los entrenamientos a un mayor nivel”, citó Soho.
El gran salto
Tras años de entrenamiento llegó la recompensa. Del Deportivo Antioquia llegó a otros equipos, el Palacio de las Novias y Big Boys. Más adelante, Julio Comesaña fue su padrino para llegar al fútbol profesional y, tras una ardua prueba, entró al Deportivo Independiente Medellín: de siete jugadores solamente lo dejaron a él.
“Hoy recuerdo mi historia con alegría. Cuando voy a Medellín y veo a niños vendiendo paletas me resulta inevitable recordar mis inicios”, aseguró la estrella del deporte.
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