La sorprendente clave de una mujer para vivir 105 años
Kathleen Hennings, una mujer británica, celebra 105 años y revela cómo la cerveza y la soltería han marcado su vida.
Kathleen Hennings, residente de Cheltenham, Inglaterra, es un ejemplo viviente de longevidad y alegría. A sus 105 años, asegura que su secreto para vivir tanto tiempo radica en dos factores poco convencionales: beber cerveza Guinness regularmente y no haberse casado nunca.
Una vida marcada por la sencillez y la Guinness
Nacida en Brixton, Londres, en 1919, Kathleen creció en un hogar donde la Guinness era parte de las comidas familiares. A los 18 años comenzó a disfrutar de esta icónica cerveza irlandesa, un hábito que mantiene hasta el día de hoy. “Todavía disfruto una pinta con el almuerzo”, comentó Kathleen, quien celebró su cumpleaños en la residencia de ancianos Sandfields rodeada de amigos y familiares.
El evento incluyó un regalo especial: una canasta personalizada de la marca Guinness, que contenía vasos, un delantal, chocolate y, por supuesto, varias botellas de su cerveza favorita. La celebración estuvo llena de alegría, con trabajadores y residentes levantando sus copas en honor a esta longeva mujer.
Aunque Kathleen asegura que esta bebida ha sido clave en su vida, no existe evidencia científica que respalde que el consumo de alcohol prolongue la vida. Médicos y especialistas destacan la importancia de consumir este tipo de bebidas con moderación y llevar un estilo de vida equilibrado para mantenerse saludable.
Además de su amor por la cerveza, Kathleen atribuye su longevidad a no haberse casado nunca. Con una sonrisa, asegura que la soltería le permitirá mantener su vida libre de complicaciones y llena de felicidad. Para ella, la clave está en disfrutar de los pequeños placeres y vivir con sencillez.
Además de su pasión por la Guinness, Kathleen tiene una larga historia de actividades sociales. Durante su juventud, disfrutaba del baile, las óperas y los ballets en Covent Garden. Tras vivir la Segunda Guerra Mundial, se mudó a una tranquila zona rural, donde encontró paz y plenitud.
Su historia nos recuerda que la longevidad no siempre está en complejas fórmulas, sino en disfrutar la vida con moderación, gratitud y, en su caso, una pinta bien servida.