Vendiendo pescado, joven fue capaz de pagar una deuda y ahora, tiene empresa
Los prestamistas lo tenían tan acosado que vivía escondido, hoy en día, tiene negocio y ayuda a muchas personas.
Ser emprendedor puede ser una estrategia efectiva para salir de la pobreza, las deudas y la preocupación. Sin embargo, el emprendimiento requiere dedicación, trabajo duro y una mentalidad empresarial sólida para tener éxito.
Esas características fueron a las encargadas de que Heber de Jesús Palomino pudiera salir de una dura experiencia de vida y se encaminara hacia la vida como empresario, emprendedor y ahora, filántropo, al poder ayudar a decenas de personas para que no deban pasar los momentos difíciles que él vivió.
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Su historia de vida, que inspira
Residente de los Montes de María, en el departamento de Bolívar, Heber siempre fue un buen estudiante, reconocido por ser una persona que despertaba admiración a muy temprana edad. Se fue del pueblo a estudiar odontología pero luego regresó con el sueño de tener su propio negocio. (Emprendimiento en Medellín revive la magia de las cartas escritas a mano)
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“Me cansé de estudiar odontología y con el negocio de la ropa y otro en mente me devolví para el pueblo para prestar una plata y montar un gimnasio. Yo había sacado las cuentas y cada hora si la cobraba a 2.000 pesos, al día eran más de 100.000, al año más de 36 millones y así pagaba lo prestado para la carrera y para el mismo gimnasio”, dijo el joven para El Tiempo; no obstante, el préstamos que pidió para ese sueño acabó en una pesadilla, pues el gimnasio no dio frutos y quebró.
Con 20 años, le debía 34 millones de pesos a las marcas de ropa deportiva que también quiso vender. “Un día un amigo me dijo que había un negocio firme con unos pescados. Me dijo que le prestara 50 y él me devolvía 70 de las ganancias de la venta de pescado. Ese es un negocio muy popular acá en Córdoba. Le di la plata y él puntual en la tarde me entregó mis 70. Entonces dije, si él gana con eso, yo mejor lo hago directamente y tengo más ganancias”, explica Heber al mismo medio.
Por eso, al día siguiente compró 100.000 kilos de pescado y se fue vendiendo por las calles, obteniendo el doble de ganancias. Así continuó, hasta fundar su propio negocio hasta fundar ADN Roca, empresa que enseña a otros como salir adelante con sus propios negocios. (Niño campesino creó emprendimiento con snacks de arracacha)
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“La idea es que las personas de los pueblos con pocos recursos emprendan con cualquier tipo de negocio para el que tengan la capacidad. Si alguien prefiere hacerlo con arepas de huevo, si otro prefiere vender pasteles, o si a alguno le gusta más hacer chepacorinas para exportar, por ejemplo”.
La idea era acercarles la propuesta en video, explicarles cuánto podían invertir, los riesgos y ventajas que había, y las ganancias”, añadió el joven a El Tiempo.